Acuarios

Los acuarios no son otra cosa que cárceles de cloro donde pretenden imitar el entorno en el cuál vivían los animales que se encuentran en ellas encerradas.
Zoos, parques marinos y acuarios han sostenido durante muchos años que la exhibición de mamíferos marinos tiene un propósito educativo necesario. Sin embargo, cuando se empezó a tener noticias acerca de lo traumático que son las capturas, los tanques de cloro en los que permanecen los animales, la alta tasa de mortalidad y el aberrante, peligroso y antinatural comportamiento de los animales en cautiverio, la gente comenzó a cambiar su punto de vista acerca del cautiverio de mamíferos marinos.

Acuarios y parques marinos sostienen que su actividad realza la vida de los mamíferos marinos, al protegerlos de los rigores del entorno natural. La realidad es que los mamíferos marinos han evolucionado físicamente como para sobrevivir a tales rigores. Casi todos ellos, desde un lobo marino hasta un delfín, recorren largas distancias diariamente en busca de comida. En cautiverio, las pautas alimentarias se pierden por completo. Asimismo, se presentan con frecuencia comportamientos estereotipados, automutilarse o agresiones anormales hacia congéneres. Otros comportamientos naturales asociados con la dominancia, acoplamiento y cuidados maternales, se ven significativamente alterados en el cautiverio. Los mamíferos marinos capturados experimentan una atrofia gradual de muchos aspectos de su comportamiento natural.

Algunos oceanarios se proclaman como emprendimientos conservacionistas. Pero pocas (por no decir ninguna) de estas empresas están involucradas en esfuerzos que puedan considerarse así. Más que colaborar con el aumento de poblaciones en estado silvestre, las empresas se comprometen a la crianza en cautiverio, que sólo conduce a un hacinamiento de animales no humanos que nunca serán liberados ni devueltos a su ambiente natural.

En los acuarios podemos encontrar animales como por ejemplo: delfines, leones marinos, tiburones, rayas, caballas, peces piloto, barracudas, rémoras, águilas marinas, gambas, cangrejos, cangrejos ermitaños, medusas,tortugas gigantes, focas, lubinas, atunes, seriolas, peces luna….


Delfines
Desde que el primer show con delfines se inauguró en St. Agustine, Florida, en 1938, cientos de delfines han sido capturados y entrenados para realizar trucos circenses.
Los delfines utilizan el eco de los ultrasonidos que emiten para orientarse en el agua y cuando son encerrados en un acuario son sometidos a la confusión y desorientación que les produce dicho sonido al rebotar contra las paredes del acuario.
Durante su vida, un delfín recorrería miles de kilómetros bajo el mar e interactuaría con centenares de otros delfines (son individuos que viven en grupos de decenas de delfines) y con otros animales acuáticos. Cuando son encerrados en un acuario, se les condena a dar vueltas el resto de sus vidas en el mismo recinto, sin la milésima parte de la variedad de sensaciones que disfrutaría en libertad. Son obligados a realizar piruetas, imposibilitados para reproducirse naturalmente y para vivir en manadas, son forzados a dejar su hábitat natural para transitar una penosa vida en tanques de cloro.
Su aparente sonrisa no es más que un rasgo facial que mantendrán incluso cuando sufren y hasta después de muertos. El aburrimiento, la tristeza, el estrés, el padecimiento de enfermedades derivadas del cloro en el agua y otras contagiadas por humanos, la separación de sus crías, la inseminación artificial, la administración continua de drogas debido a lo artificial de su medio y a la depresión de su sistema inmunológico, la soledad o las compañías no deseables con otras especies y la falta de libertad van destruyendo poco a poco su vida por completo y causando graves daños psíquicos. Cuando los delfines mueren, la industria simplemente captura más individuos.

¿Cómo pueden l@s espectador@s aprender algo sobre la verdadera naturaleza de losdelfines, cuando los delfines cautivos están entrenados para realizar comportamientos antinaturales, simples trucos que repiten para obtener recompensas en forma de pescados?

¿Cómo se supone que l@s espectador@s tomarán conciencia de la importancia de respetar los derechos de los delfines, cuando los mismos delfines que están observando fueron arrancados violentamente de la naturaleza, o nacieron en cautiverio y nunca han visto el mar?

Ni el entretenimiento, ni la investigación o las terapias con delfines, pueden justificar su captura, confinamiento, el entrenamiento forzado, la cría en cautiverio y todos los padecimientos derivados de la explotación comercial.
Deberían estar libres del manoseo humano, para ser lo que son, delfínes, junto a los suyos, en su hábitat, libres de la utilización de otr@s como objetos de diversión y/o entretenimiento.


Orcas
Desde que en 1964 fuera mantenida la primera orca en cautiverio, éstas se han convertido en la principal atracción de los oceanarios, lo que suma una nueva amenaza a esta especie debido a la gran demanda que existe para ser exhibidas en los parques marinos.
Pero más allá de las amenazas sobre la especie, hay hechos concretos contra los individuos y es que, a las orcas, el cautiverio las mata.

Las poblaciones de orcas en libertad que habitan las aguas del estado de Washington y British Columbia han sido estudiadas en profundidad durante las últimas 2 décadas. Uno de los datos que surge es que la tasa de mortalidad anual de los ejemplares mayores de un año es de sólo el 2,4 %.
Sin embargo, en cautiverio, la tasa anual de mortalidad para las orcas mayores de un año es del 6,2 %.
En otras palabras, el índice de mortalidad de orcas cautivas es casi tres veces superior al de las orcas en estado silvestre. Para las hembras, la expectativa de vida es de 50 años como mínimo y de 80 como máximo. Para los machos, la expectativa de vida es de 30 a 60 años.
En cambio, el promedio de vida de orcas cautivas (más de 100 orcas silvestres capturadas han muerto en cautiverio durante los últimos 30 años) ha sido de tan sólo 6 a 7 años. Sólo una orca capturada alcanzó su expectativa mínima de vida. Se trata de Orky, un macho que fue trasladado del oceanario Marineland al Sea World, en donde murió a la edad aproximada de 30 años. Obviamente, ningún ejemplar capturado se acercó a la expectativa máxima de vida. En libertad, la tasa de mortandad de hembras sexualmente maduras es extremadamente baja.
En contraste, la mayor parte de las muertes recientes en cautiverio (sólo considerando a los EE.UU ha habido 12 muertes de orcas cautivas en los últimos 10 años) se han producido entre hembras sexualmente maduras.
Según el minucioso estudio de Erich Hoyt "The Performing Orca: Why The Show Must Stop" publicado en 1992 por la Whale and Dolphin Conservation Society de Bath (Inglaterra), los motivos que llevan a esta baja supervivencia en cautiverio podrían ser:

- El transporte y la transición hacia el cautiverio: uno de los mayores trastornos lo conlleva este proceso, cuando la orca pasa de su ambiente natural a un lugar extraño, nuevo y mucho más pequeño.

- Las condiciones del cautiverio: los animales deberían ser mantenidos bajo condiciones que reproduzcan su ambiente natural. Lógicamente, esto es imposible con estos grandes mamíferos acostumbrados a extensiones muy amplias.

La complejidad de la organización social de las orcas lleva a que utilicen diferentes áreas de su territorio para alimentarse, descansar, reproducirse y socializarse. En un acuario tienen que concentrar todo en un mismo lugar. La mayoría de los tanques donde son alojadas son, como mucho, siete veces mayores a la longitud de las orcas. En libertad, esta especie puede viajar de 100 a 200 kilómetros diarios. Una orca debería nadar 500 veces enérgicamente alrededor del tanque para igualar esa distancia. Por otra parte, estos tanques tienen, como máximo, una profundidad de 11,5 m. Un macho adulto puede medir 9 metros de largo. En libertad, se sumergiría regularmente a 30 metros y, ocasionalmente, a profundidades de 100 a 170 metros.
Obviamente, las orcas no se adaptan al confinamiento (como ningún animal humano o no humano). Su mortalidad es muy elevada y la crianza virtualmente improbable. Los requerimientos de la especie en cuanto al hábitat y organización social no pueden ser satisfechos en cautiverio.

Los peces también sufren
Pero los delfines y las orcas no son los únicos que sufren en los acuarios debido a la falta de libertad, los peces también son individuos con capacidades que se ven completamente mermadas en estas prisiones, lo que les produce cambios en el comportamiento debido a los transtornos psíquicos que padecen por falta de libertad.
La mayoría de los peces poseen una memoria espacial que les habilita a crear mapas cognitivos que les guían a través de los mares y océanos, utilizando claves como sonidos, olores, luces etc, por ello éstos también sufren enormemente cuando son privados de libertad, es decir, cuando no pueden vivir sus vidas en espacios tan amplios como los ríos, mares u océanos.
Los sentidos de los peces han evolucionado de manera completamente diferente a los de otros animales, tanto humanos como no humanos, por ello, por ejemplo, lo que para nosotr@s puede ser un leve sonido, que puede pasar completamente desepercibido, para un pez con una capacidad auditiva mayor y viviendo en un medio (acuario) en el cuál el sonido viaja más rápido, un golpe en el cristal del acuario produce en los individuos aturdimiento, confusión, estrés, shock, miedo...
Existen otros muchos más problemas en los acuarios además de los producidos por la falta de espacio, por ejemplo, es prácticamente imposible controlar la temperatura del agua para que ésta sea la idónea, por lo que cientos de animales no humanos mueren víctimas de ello. Además, los productos químicos con los que se desinfectan los acuarios, les producen, a los animales no humanos que viven allí, heridas en la piel y en los ojos, lo que añade aún más dolor a sus vidas.